EL MOLINO DE SABANDÍA un 27 de Agosto hace 398 años se acordó la construcción del molino de Sabandía. Parece que inicialmente se utilizó la palabra “SAGVANDÍA” para referirse a dicho lugar, ya que la historia del famoso Molino se indica que el vecino de origen hispánico don García de Vargas Machuca encargó su construcción al «maestro de arquitectura y cantería» Francisco Flores, según reza el contrato que suscribieron en un 27 de Agosto de 1621 ante el escribano de Cabildo D. Pedro Ibañez de Irruegas. Para entonces el tal García de Vargas Machuca ya había recibido del Virrey la propiedad del terreno y la licencia para «hazer un Molino en el asiento de SAGVANDÍA» (transcripción literal del referido documento).Cabe aclarar que en español los usos de la “u” y de la “v” se fijaron en su forma actual en la primera reforma ortográfica llevada a cabo por la Academia (allá por 1726). Antes lo que reinaba era el caos, por lo que a veces la “u” minúscula fungía como consonante y a veces la “v” minúscula como vocal. Probablemente el nombre original se pronunciaba “Saguandía” o tal vez la “v” como “b”, así como “Sagbandía” y posteriormente terminaría como su actual pronunciación “Sabandía”.Dicho molino fue por siglos el abastecedor de harina para el alimento de los pobladores de Arequipa. En el siglo XX, fue abandonada por la modernidad, llegando a convertirse en un montón de ruinas. Corría 1971, cuando el entonces presidente del desaparecido Banco Hipotecario, Arturo Seminario García, se había propuesto prestar apoyo a la restauración de una serie de monumentos arquitectónicos de la «Ciudad Blanca». De este modo, encargó esta labor al arquitecto Luis Felipe Calle. Esta si era la más difícil de las empresas restauradoras de entonces, porque no era cosa de retocar, reparar o limpiar; había que volver a levantar el edificio y no había siquiera planos. Calle se fue a vivir a la zona bajo una carpa, a la intemperie. Y antes de mover nada, conversaba con viejos campesinos tomando referencias y comprobándolas con las líneas elementales que quedaban en pie del viejo edificio. Si hasta parecía un loco para algunos ingenuos pobladores. El 14 de setiembre de 1973, alrededor de mil quinientos invitados asistieron en una noche para el recuerdo a la apertura de los portones del Molino de Sabandía, rescatado para la cultura de la humanidad. Desde entonces es uno de los grandes atractivos turísticos que enorgullece a Arequipa. Por esas cosas del destino, cuando los trabajos del molino quedaron concluidos, el Banco Hipotecario puso a la venta este edificio, pero no se presentaron compradores. Posiblemente por el amor y dedicación con el que se entregó el arquitecto Calle a los trabajos, el Banco hizo que él asuma personalmente la dirección del molino, convirtiéndose en su nuevo dueño.
Foto 1: Molino de Sabandía antes de su reconstrucción en 1971. De Rene Forga Sanmarti.Foto2: Tallado en una de los muros del molino. De José Alonso Nuñez Gambarini.